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Conozcamos al Doctor Pisco - Parte II
Un tema lingüístico
No le interesó a César Ángeles indagar cuánto aguardiente peruano se producía en los días de la colonia o si en la ciudad de Pisco se produjo alguna vez pisco, ni si la zona de denominación de origen es demasiado extensa. Tampoco entró a majadería de comparar un aguardiente con otro buscando establecer calidades, siempre subjetivas. Redujo toda la discusión a un asunto netamente lingüístico. Y ciertamente en ese ámbito no había ni hay posibilidad de enmendarle la plana.
“Es un tema netamente lingüístico, lexicográfico (no enológico, nota del autor). La palabra quechua (o paracas) ‘pisco’ significa ‘avecita’. En la actual Pisco había muchas avecitas y los antiguos peruanos, como muchos pueblos, llamaban al lugar por su característica topográficas o geográficas, así como Lima viene de ‘rímac’ = río que habla. A los habitantes de esas zonas, que eran alfareros, se les llamó también ‘piscos’. En la colonia, a las botijas se les llamó ‘piscos’ y como en ellas se envasaba el aguardiente, también a éste se le llamó ‘pisco’. La palabra, además, es también un apellido: hay Piscoya, Pisconte. Es una palabra eminentemente peruana”, ha sintetizado su tesis al máximo.
“Si la Cancillería o el Gobierno peruano no se lo han planteado así es por ignorantes, porque no investigan. Si lo hubiesen planteado desde ese punto de vista, hubiéramos ganado la batalla hace tiempo. Si eso se hubiera hecho, internacionalmente nadie podía llamar ‘pisco’ a nada más. Comprobada la peruanidad de la palabra ‘pisco’, consecuentemente se hubiera aplicado al aguardiente de uva peruano, y no al revés. El argumento lingüístico es central, no accesorio. Soy un solitario defensor de este argumento”.
“Préstamos” intelectuales“Peruanidad del Pisco” apareció con esos argumentos muy bien planteados y documentados en 1972, bajo el sello editorial Nueva Educación. Se agotó de inmediato y se sucedieron ediciones cada dos años, al menos, hasta hoy, que ha editado bajo Editorial San Marcos una edición triple de sus obras “La Vendimia”, “Diccionario del Pisco” y el clásico “Peruanidad del Pisco”.
Pero el “solitario defensor de este argumento” ha sido no solo muy bien leído por la mayoría de autores que posteriormente han dado a luz obras acerca del aguardiente nacional, sino además –lo señala con justificable sinsabor– plagiado. Hablamos de plagio intelectual y literario cuando otros escritores desarrollan a pie juntillas las mismas ideas, cambiando apenas uno que otro vocablo, incluso remitiéndose a las mismas referencias de fuentes primarias, pero sin tener la delicadeza de mencionar de dónde las obtuvieron ni dando el crédito respectivo al investigador y/o autor, en este caso el “Doctor Pisco”, César Ángeles Caballero.
“Cuando hay citas no hay problema. Pero que sean escritos por historiadores que conocen la tecnología y la técnica de escribir un libro y ni siquiera tengan bibliografía, es el colmo. Todos los que me plagian esconden mi libro, ni siquiera me citan”. Da varios ejemplos, de los más conocidos y reputados autores, pero el lector sabrá comprender de quiénes se trata, no vale la pena mencionarlos.
Escrito por: Manuel Cadenas Mujica
Fuente: blogs.periodistadigital.com
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