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Alejandro Málaga Núñez-Zeballos
Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa
PACHAMAMA ANDEAN TOURIST REVIEW
Entre los protocolos notariales que atesora el Archivo Regional de Arequipa, están los elaborados por el escribano público Gaspar Hernández Mariño, cuya primera escritura data de 1550 y la ultima de 1585, suman una riqueza documental de 19 códices que han sufrido las inclemencias del tiempo y también el hurto de algunos folios de interés particular. En la actualidad están custodiados en un local adecuado y al servicio de la investigación, de ellos algunos extractos singulares.
El 8 de octubre de 1565, el mercader Mateo Sánchez, forastero, le adeudaba al ex alcalde Juan de la Torre, la suma de 1879 pesos y 4 tomines de plata de a 4 pesos el marco sin quintar ni ensayar, por 756 botijas de vino de Pitay, de las cuales 400 embotijadas a precio de 4 pesos de plata y las 356 botijas y sus quintales de pasas a 6 pesos y medio cada quintal.
En 1568, Diego Hernández de la Cuba vecino de la ciudad, vendió a Alonso Nuñez, clérigo presbítero, toda la cosecha del vino de la tierra de la viña y heredad de Lluculla, a precio cada botija de 3 pesos de plata corriente. Se compromete a entregar en la bodega "a boca de tinaja" en el mes de agosto. Alonso Núñez tuvo que conseguir las tinajas para traerse el vino. Ese mismo año Juan del Salto residente en la ciudad, recibió de Juan de Quiróz Vélez, 101 botijas de vino de la tierra que sumaron 505 pesos, 20 botijas de vino de Castilla a 10 pesos, 200 pesos; 5 botijas de vinagre, a 6 pesos cada una.
En 1569, figura una escritura de fletamento entre Diego García Serrano y Bartolomé López, residentes de la ciudad. Bartolomé López fletó a Diego García Serrano 250 botijas de vino blanco de Castilla que tiene en la ciudad y fueron transportadas en "carneros de la tierra" hasta el Cusco. Partió un 25 de agosto y en el lapso de 40 a 45 días llegó a su destino. Para ese mismo destino, Isidro López vendió a Pedro Gonzáles, 150 botijas de vino en caldo de la cosecha de la heredad de Pitay de Juan de la Torre puesto en la bodega de Pitay a razón y precio cada botija del vino en caldo, a 2 pesos y medio de plata corriente.
Ese año, la señora Juana Muñiz, vecina de Arequipa, hace un contrato por cinco años con el regidor del Cabildo Civil don Diego Cornejo, para hacer producir en una heredad de uvas del valle de Vítor, comprando y plantando 50,000 cepas de uvas. Es el dato más antiguo que indica que una mujer se dedique a esta actividad.
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