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Historia y tradición
con sabor a pisco
En
julio, el mes del Perú en Buenos Aires,
propuestas culturales, muestras y los secretos de
la bebida más conocida del país.
En estos tiempos
de cocina global, la culinaria peruana se destaca
por su autenticidad en el mundo. Julio es el mes
cultural del Perú en Buenos Aires, con la
presentación de muchas actividades recreativas
que tienen que ver con ese país y su cultura. Una
buena manera de acercarse a este universo
culinario tan rico en sabores y aromas, y viajar
con el ardor del ají o la textura de las múltiples
variedades de papas y maíces, es a través de su
bebida emblemática, el pisco.
Pisscu o pisju
quiere decir avecilla o pájaro en quechua. Era el
nombre de un generoso valle donde abundaban los cóndores
y otras aves menores, donde habitaban hábiles
alfareros conocidos también como piscos, miembros
de una antigua cultura descendiente de los paracas
conquistada por los incas. Los piscos fermentaban
en sus tinajas la chicha y otras bebidas alcohólicas
antecesoras del pisco, emblemático aguardiente
peruano de estirpe mestiza.
Cuando llegaron
los españoles encontraron que esa región del Perú
reunía las condiciones para el desarrollo de la
parra mediterránea, gracias a los complejos
sistemas hidráulicos diseñados por las culturas
originarias. Entonces, y a partir de la introducción
de la vid, el nombre pisco designó al aguardiente
de uva y al puerto en el cual era embarcado, tal
como consta en los mapas del Perú desde fines del
siglo XVI. A diferencia de otros piscos como el
chileno, el peruano se distingue por tres características:
es producto de la fermentación de mostos frescos,
la que se realiza en alambiques de funcionamiento
discontinuo que destilan, pero no rectifican el
producto, y no se le agrega agua. El producto así
obtenido posee un contenido alcohólico de 40-42°.
Ocho variedades de uvas
"El pisco, cuya denominación de origen tiene
dos años, se elabora con ocho variedades de uvas
pisqueras", comenta la sommelier peruana
Rosario Olivas Weston, en el Encuentro con los
piscos peruanos, que se realizó el lunes último
con motivo de la presentación de la nueva copa de
catar pisco de cristalería Vitalia.
Para realizar el
pisco sour, tradicional trago disputado por
peruanos y chilenos, se utiliza el pisco peruano
puro hecho con variedades de uvas no aromáticas
como el Puro Quebranta de La Blanco, la bodega más
antigua de Ica, donde se produce el 63% de estos
destilados.
El crecimiento de
esta bebida fue tal que de 180 bodegas que la
elaboraban en 2002 pasaron a 950 en 2004. En la
actualidad existen 280 bodegas que fabrican pisco
con denominación de origen controlada. "Se
evalúa la transparencia visual, el aroma, la
franqueza y fineza en el paladar, y el retrogusto.
Tiene que poseer armonía entre el sabor -dulce- y
las sensaciones táctiles descriptivas", dice
Olivas Weston.
Acercarse a un país
desde la bebida y la comida es una invitación a
visitarlo. Según Olivas Weston, el pisco es
"una expresión cultural, parte de nuestras
tradiciones. Si hasta el primer sábado de febrero
en la costa peruana se celebra el Día del Pisco
Sour".
Italo Calvino viajaba con Olivia por Oaxaca en su
obra inconclusa Bajo el sol Jaguar . Totalmente
absorbido por la fuerza de los sabores que percibía,
viajaba a través de los sentidos
"conscientes de saber que su amor ya no tenía
por escenario el lecho de sus abrazos, sino una
mesa tendida".
En la ciudad
Para viajar desde el paladar -y probar distintos y
excelentes pisco sours- son muchos los
restaurantes peruanos abiertos en Buenos Aires en
forma reciente, y varios los que abrirán
prontamente.
Jorge Schwasberg,
creador de Dashi, abrirá Ceviche en Palermo en
unos dos meses, que tendrá una barra dedicada a
distintas variedades de este plato, entre otras
exquisiteces andinas. Otros peruanos recomendables
en Buenos Aires son Zadvarie (Uriarte 1423), Moche
(Nicaragua 5901), Libélula (Lafinur 3269) y las
delicias de Micha Mendoza en Mosoq (El Salvador
5800).
La peruana Silvana
Alvarez Solari, de Vitalia, tardó cuatro años en
diseñar su copa pisquera. El borde abierto
conduce cada sorbo hacia el centro de la lengua de
forma que el líquido se derrame por la boca
impidiendo que los tragos de una bebida de 40
grados de alcohol sean largos, entre otras
ventajas.
Otro de los
lugares de Buenos Aires para probar tragos con
esta bebida es Elliot, Honduras 5237. En la barra
hay un peruano que es especialista.
En general, el trago acompaña al tradicional
piqueo, compuesto, entre otros platos, por el
cebiche de corvina, las papas a la huancaina, los
chicharrones, los anticuchos y la causa limeña.
Ahora el asunto maridaje se ha vuelto espinoso, ya
lo dijo Miguel Brascó, y el pisco puede ir bien
con el cerdo, el tacu tacu, el suspiro de lima,
limeño más precisamente. Sobre gustos...
Silvina Beccar Varela
Agenda
En julio se celebra el mes cultural peruano en
Buenos Aires con una serie de actividades. En
forma reciente, también se presentó el
libro-objeto Perú mucho gusto, que recibió el
premio máximo de la World Cook Awards 2007. Es
una edición de lujo dedicada a difundir estos
exquisitos y antiguos sabores.
Entre las
actividades se podrá ver una muestra de fotos del
Cusco-Perú en el Centro Cultural Borges, durante
todo el mes. Habrá una mesa redonda de cultura
andina el martes, a las 19, en el mismo lugar, y
una muestra de arpilleras (artesanía ayacuchana)
en el Museo de Arte Popular José Hernández, el
miércoles, a las 12, seguida de un taller de runa
simi (lengua de los incas) y música fusión con
Jean Pierre Vismara de Lima, en el Borges, a las
19.
El jueves se
dictará el mismo taller de lengua y la
performance poética de Ronaldo Jiménez y Pedro
Favarón, a las 19; el viernes podrá verse danza
afroperuana en el Borges y participar de talleres
del baile marinera el sábado. El próximo domingo
llegará el turno de los documentales en el Museo
José Hernández; el martes 17, videoarte en el
Mamba, a las 17. Imperdible el festival de música
y salsa en vivo con música y gastronomía
peruana, el miércoles 18, en la Ciudad
Cultural Konex; el 19, teatro unipersonal de Pipo
Gallo (Lima), a las 19, en la Biblioteca Nacional;
el 20, un homenaje a César Vallejo en el C. C.
Borges, a las 19; cine peruano el 21, en el Centro
Cultural San Martín; una clínica de música y un
largo etcétera.
Fuente: La
Nacion
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