Año II. Edición Nº 16.  -   Marzo del 2008    

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   Tertulias pisqueras : De Cuando La Vid Llego A Las Tierras del Perú

De Cuando La Vid Llego A Las Tierras del Perú

La vid: llegada y aclimatación

La unidad productiva: la hacienda

Muy pronto, generada la necesidad de concentrar las fuerzas productivas en una institución lo suficientemente sólida, en cuanto a organización y reproducción del orden social y económico imperantes, surgió la hacienda.

                           

Durante la colonia, la hacienda cumplió un rol decisivo en la economía hispanoamericana, ya que sus monocultivos de vid o de caña consolidaron el comercio interno del virreinato del Perú, así como entre este y las demás colonias españolas en América e incluso con la propia metrópoli.

La Iglesia fue adquiriendo cada vez mayor importancia en la vida económica de las colonias americanas, en base al sistema de las manos muertas que no oponía limite alguno a las instituciones religiosas para adquirir propiedades, a la vez que les impedía legarlas. Así es como la Iglesia se hizo de grandes haciendas y de enormes propiedades urbanas. Hacia mediados del siglo XVIII la compañía de Jesús era la mayor propietaria de tierras.
Correspondía a la Iglesia recaudar el diezmo que recibía en dinero o en productos. En las propiedades del sur, eminentemente vitivinícolas, “los arrendadores pactaban con los hacendados la entrega del diezmo en botijas de vino o aguardiente” (este tributo fue suprimido en 1856, ya muy entrada la Republica.

Las doscientas tres haciendas pertenecientes a la Compañía de Jesús fueron vastos territorios que generaban utilidades proporcionales a su extensión. En 1760 los jesuitas debieron someterse a una investigación ordenada por la Corona, que argumentaba incumplimiento por parte de ellos en el pago de tributos. Como resultado de ello se vieron obligados a declarar los volúmenes de vino, aguardiente, panes de azúcar y aceite producidos en sus tierras. Las haciendas que ellos administraban y que fueron sometidas a auditoria entre los años de 1756 y 1769 son San José de Nazca, San Regis de Chincha, San Juan de Huaura, San Juan Bautista de Pisco, entre otras. En efecto en el año de 1767, a solicitud de la dirección General de Temporalidades, Joseph Rubiano realizo una investigación con la finalidad de conocer los pormenores de la administración y los volúmenes de producción de la hacienda Machacona, también conocida como Santa Teresa de Jesús. Rubiano informa: “Como las tierras de esta hacienda son tan extensas, se
puede formar en ellas un capital cuantioso, realizando todos los años una plantada de tres a cuatro mil cepas de viña, y este era el proyecto (de los Jesuitas), quienes para el efecto intentaban aumentar él numero de los esclavos como que en cuatro años lo han ejecutado a medida que iban creciendo los adelantamientos de la hacienda”. 

Cuando en ese mismo año de 1767 la corona decreta la expulsión de los jesuitas de España y sus colonias, las haciendas confiscadas a la Compañía de Jesús, en el virreinato del Perú, pasan a ser administradas por la dirección de Temporalidades.

En 1772 el visitador general de las haciendas de Temporalidades de la provincia de Santa, recibe una información que revista gran interés por los datos que brinda sobre la producción de vino y de aguardiente de uva: “En la hacienda Santa Gertrudis de Motocachi en treinta días del mes de octubre y año de setecientos setenta y dos, el señor don Ramón de Moya y Villareal, el abogado de los Reales Consejos del Colegio de Madrid y Juez nombrado por el superior gobierno de estos reinos para la visita general de las haciendas de temporalidades en varias provincias, por ante mi el escribano dijo que como resulta de las cuentas y libros administrados que se han reconocido por su merced en la visita que acaba de hacer de esta hacienda, que desde el año de setecientos sesenta y ocho que fue el administrador, han ido escaseando con tal exceso sus productos que siendo así que cosecharon en él novecientos veinte y nueve botijas grandes de aguardiente, cien pisquillos y cuarenta botijas de vino y en el siguiente de sesenta y nueve ascendieron las botijas grandes de aguardiente a ochocientos treinta y seis, pisquillos a ciento veinte y cinco y las botijas de vino a ciento sesenta y cuatro, ha sido tan corta la cosecha de los años posteriores, setecientos setenta y uno, setecientos setenta y dos, que ha ascendido en el que más a quinientos cuarenta y siete botijas grandes de aguardiente, ciento ochenta y cuatro pisquillos y cien botijas de vino; y pudiendo consistir esta disminución que por el administrador se atribuye al corto numero de negros lampas que hay en la hacienda para el debido cultivo y beneficio que a sus tiempos requieren las cepas en mala versacion del mismo administrador, ya respecto de los efectos de cosechados, o ya respecto del trabajo de los negros aplicando a estos al cultivo de sementeras de ajíes, algodón y otras que permite el terreno embolsándose el lucro que de ellas resultase debía mandar y mando que para la debida averiguación de cosechas anuales de vino y aguardiente y aplicación del trabajo de los negros de estas haciendas, se reciba por su merced información con el sigilo posible, tomando declaraciones a aquellas personas que tanto de adentro como de fuera de la hacienda pueden poner sobre el asunto, quienes a consecuencia de este auto serán preguntados por él numero de pisas que en cada año se hayan certificado, la cantidad de botijas de aguardiente y vino que las han salido; como también por la distribución y clase de trabajos a que se han dedicado los negros.

“Lo que así hecho y recibida que sea dicha información se unirá a los autos de la visita de esta hacienda para los efectos que haya lugar. Y por este auto así lo mando y firmo, de que yo el escribano doy fe en este papel común por no haberlo sellado. Moya y Villareal, ante mi Félix García Romero, escribano de su majestad”.

A la vez que dan puntual información acerca de los elevados índices de producción que alcanzaron las haciendas dedicadas al cultivo de la a vid en el siglo XVIII, estos documentos permiten conocer la importancia que por entonces había alcanzado la producción de aguardiente de uva.
Continuara...

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