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Cronología De Le Producción
Del Vino y El Pisco: Perú 1548-2008
Universidad Ricardo Palma - Academia Peruana del Pisco
Uno de los objetivos de la presente investigación es conocer y explicar los factores que produjeron el cambio sustancial en la producción del vino y del aguardiente de uva más conocido como Pisco, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Según estudios actuales, el Perú durante los dos primeros siglos de presencia hispana hasta mediados del siglo XVIII, tuvo la primacía en la producción de ambas bebidas en América del Sur. A partir de la segunda mitad de la referida centuria, este dinamismo y apogeo, comenzó a revertirse paulatinamente, situación que prosiguió a lo largo del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX. Las fronteras vitivinícolas en el Perú se contrajeron, bajó la producción a tal punto que en el año 1900, la diferencia con la de Argentina, Chile, Uruguay, era abismal. En la actualidad es evidente la reactivación de la producción de ambas bebidas, de allí que otro objetivo de la presente investigación es señalar y explicar los factores de esa aceleración a partir de la década del sesenta del siglo XX.
Para elaborar este trabajo se ha tomado como parámetro la cronología de la ciudad de Ica y su jurisdicción; región que desde inicios del siglo XVII hasta la actualidad ha tenido y tiene la hegemonía de la producción de vino y aguardiente de uva en el Perú. Cuando nos hemos adentrado al pasado de ese centro urbano, quedamos sorprendidos al revisar viejos folios de los siglo XVI y XVII y encontrar escrituras de compra y venta de tierras donde se muestra que los valles de esa región estaban divididos en pagos y estos en haciendas, chacras y chacarillas, donde predominaba la producción vitivinícola. También quedamos sorprendidos al examinar otras escrituras denominadas “fletamientos” manuscritos que registran la salida de “partidas de carneros de la tierra” es decir llamas, desde Pisco, Ica, Palpa y Nazca llevando vino y aguardientes al interior del “Reino del Perú”. Además se encuentran registros de los navíos que salían de los puertos de Pisco y Caballa llevando en sus bodegas primero el vino y décadas después el vino y el pisco. Esa documentación señala también el destino de esas botijas llamadas “peruleras” las cuales llegaban a Arica y Valpariso al sur y, al norte, al Callao, Guanchaco, Cherrepe, Paita, Guayaquil, puertos de centro América, hasta la tropical Manila (puerta del Asia). De esta manera, los antiguos viñateros del Perú supieron articular una industria que llevaba la insignia peruana en sus envases o peruleras, imponiendo desde fines del siglos XVIII la identidad del etnónimo “Pisco” al contenido, lo que mostraba, por consiguiente , que la gente había empezado a denominar así al destilado
La otra secuencia histórica que se escogió como parámetro para la referida investigación fue la de la ciudad de San Joan de la Frontera de Huamanga – hoy Ayacucho - en cuya esfera productiva había haciendas viñeras y productoras vinos y aguardientes. La estratégica ubicación de ésta ciudad - a la vera de la gran vía que unía el puerto de Pisco, Huancavelica, Huamanga, Andahuaylas, Cuzco y Potosí- favoreció la producción en general en aquella región. Había un gran comercio, además de las referidas bebidas, de herramientas, utensilios, alimentos ajuares y menajes requeridas por las ciudades, villas, pueblos, obrajes, minas ubicadas en esa gran ruta, especialmente Potosí donde estaban las mayores minas de producción de plata de América del Sur. En suma un verdadero archipiélago de mercados que esperaban con ansias la entrada de las recuas cargadas botijas peruleras y sus deliciosos contenidos, amen de otros frutos de Castilla y de la Tierra.
En la secuencia de ambas ciudades, se descubre que a mediados del siglo XVIII, bajó o se restringió la producción y comercialización del vino y pisco. Este fenómeno se prolonga hasta mediados del siglo XX, tiempo en que gracias a la conjunción de factores empieza a recuperarse el ritmo de la producción y comercialización de la vid, el vino y el pisco. El declive no significó agotamiento de la calidad de ambas bebidas. Pese a esa prolongada crisis algunos porfiados viñateros o vinicultores mantuvieron las buenas cepas, entre ellas la Quebranta, incrementaron otras de buena calidad, lo mismo pasó con la técnica. Hay familias como los Mejía que descienden de los viñateros del siglo XVI y como los ancestros lo hicieron, hoy defienden la alcurnia y los demás atributos del vino y el Pisco. Un cariñoso saludo para todos ellos.
Dr. Lorenzo Huertas Vallejos
Historiador. Miembro fundador y past
presidente de la Academia Peruana del Pisco
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