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Sin
invitación para los Juegos Beinjing
La
noche en que Beijing fue escogida sede de los
Juegos Olímpicos de 2008, Martín Salazar destapó
la última botella de pisco que le quedaba de su más
reciente visita a Perú.
Una botella de pisco es un lujo excepcional al
otro lado del mundo, pero era la ocasión que
esperaba desde hacia meses.
La fiesta fue larga y emotiva, no sólo para él
sino para los 13 millones de habitantes de la
capital china, que celebraron durante varios días
sin imaginarse que los Juegos, además de alegría,
traerían más de un dolor de cabeza.
Martín no había superado la resaca de aquella
fiesta cuando empezaron los trabajos por toda la
ciudad. Cuarenta y tres billones de dólares se
encargaron de que el cambio fuera contundente.
Era imposible ignorar los cientos de grúas que
por todas partes levantaban edificios, así como
las interminables hileras de latas azules detrás
de las cuales se construía una ciudad
completamente diferente.
El tráfico en Beijing se convirtió en un
riguroso ejercicio de paciencia, y aunque cada
trancón le removía un poco de espíritu olímpico,
Martín todavía tenía el necesario cuando la
llama olímpica cruzó Beijing por primera vez.
El y algunos compañeros de universidad la
siguieron por kilómetros montando sus bicicletas,
aunque debieron conformarse con mirarla de lejos.
“Ese día terminamos en Qian Men, uno de mis
lugares favoritos en Beijing. ¡Quién iba a
pensar que sería la última vez que me sentaría
en esa calle!”, Recordó Martín.
Aquel barrio de 400 años de historia al sur de
Tiananmen Square, de casas pequeñas con jardines
y adivinos que prometían devolver el dinero si
sus predicciones no se cumplían, sería cercado a
los pocos días con aquellas latas azules que ya
estaban por toda la ciudad.
Sólo serían removidas en vísperas de los Juegos
para descubrir una calle con elegantes hoteles,
restaurantes, ‘coffee shops’, tiendas de las más
finas marcas de ropa del mundo y hasta un pequeño
tren chapado a la antigua que poco tiene que ver
con la historia del lugar.
Martín jamás pudo entender cómo aquello hacía
parte de los preparativos para los Juegos.
Tampoco se enteró a tiempo de la tormenta
‘programada’ por la Oficina de Meteorología
de Beijing para el primer viernes de la primavera
del 2008.
Su sorpresa no fue poca cuando entró empapado al
salón de clases y encontró a sus compañeros,
secos y contentos, hablando de la eficacia de los
mísiles disparados por los chinos para provocar
tamaña tormenta.
Sólo pudo convencerse de que no era una broma muy
bien elaborada cuando leyó en el periódico las
noticias sobre las cápsulas de yoduro de plata,
utilizadas para agotar las nubes de Beijing y
reducir las probabilidades de lluvia durante los
Juegos.
“Eso de cambiar el clima es como jugar a
Dios”, dijo ofuscado.
Adiós a los partidos de fútbol
Como buen hispano, Martín no podía vivir sin
jugar fútbol por lo menos una vez al mes. El cónsul
de Perú en Beijing tampoco, así que cada vez que
se podía armaban partidos.
Eso hasta que la cancha fue prohibida para
extranjeros. Dijeron que era por los Olímpicos, y
al pedir detalles les explicaron que era peligroso
por la estación de gasolina que quedaba al lado.
“Lo curioso es que los chinos sí pueden jugar.
Debe ser que los extranjeros somos
inflamables…”, aseguró.
Lo único bueno que le trajeron los Olímpicos fue
que Yan Lin, su novia china, fue obligada a
vestirse como azafata para ir a trabajar, aunque
ella no estaba muy contenta al respecto, pero para
el Banco de China los Juegos eran prioridad. No
era sólo vestirse como azafata, también debía
recogerse el pelo en una extraña moña que a ella
le parece particularmente horrible.
Pero lo peor estaba por venir. Martín sabía de
otros extranjeros que no pudieron renovar su visa
en vísperas de los Olímpicos, pero nunca imaginó
que él también entraría en la lista.
Durante años gozó del estatus de estudiante,
pero ya se había graduado. Cuando fue a renovar
la visa de turista le fue negada sin mayores
explicaciones.
No había que ser adivino para deducir que era
otra consecuencia de los Olímpicos.
Para evitar protestas relacionadas con la
independencia del Tibet, Taiwán y Xinjiang, o la
supresión del movimiento espiritual Falun Gong,
entre otros, la salida más sencilla fue sacar del
país a muchos extranjeros y de Beijing a miles de
chinos de otras provincias, así no más.
Martín dejó Beijing días después de que entró
a regir la restricción que impide circular la
mitad de los carros particulares de la capital
china para reducir los niveles de contaminación.
Dos millones de carros no podrían circular aquel
día, incluido el de Yan Lin, así que tuvieron
que ir en taxi al aeropuerto. Era la primera
vez que ambos iban al famoso T3, el terminal aéreo
más grande del mundo, construido para los Juegos.
Cientos de extranjeros empezaban a llegar a la
ciudad, en sus rostros se veía el asombro, que
Martín y Yan Lin tampoco podían disimular.
La ciudad, normalmente cubierta por una gruesa
capa de neblina que no deja ver los edificios de
la otra cuadra, tenía un mejor aspecto aquella
tarde.
Martín quería decirle a los extranjeros que
Beijing no era la que conocerían, que la habían
cambiado toda para convencer al mundo de que en
China todo es perfecto.
Guardó silencio, pensando que el destino se
encargaría de revelar lo que él callaba. Cuando
se despidió de Yan Lin le dijo que volvería.
Sentía que todavía le quedaban muchas cosas por
vivir en aquel país del que se había enamorado
sin darse cuenta, aunque los Olímpicos no sería
uno de ellos.
Fuente: Impre.com
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Adex: “Seguiremos exportando Pisco a
Australia”
Después
que la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC)
entre Chile y Australia permitió el
reconocimiento del “pisco chileno”, el
presidente del Comité de Pisco de la Asociación
de Exportadores (ADEX), Miguel Poblete Brescia, señaló
que el Perú seguirá exportando nuestro pisco a
ese país, tal y como lo hace desde hace varios años.“Como
productores y exportadores de pisco, siempre hemos
rechazado la apropiación de nuestra denominación
(pisco), que en Chile la usan para nombrar a su
aguardiente de uva lo cual nos genera problemas
por el nombre, pero, sabemos que esa denominación
lograda gracias al TLC que suscribieron con
Australia no es exclusivo.
El Perú seguirá exportando pisco a ese país”,
aseveró. Para Poblete, la decisión de Australia
de aceptar la denominación pisco pasa por un
desconocimiento acerca del verdadero origen de esa
bebida que por historia, legalidad y cultura es
del Perú y le pertenece a todos los peruanos.
“Los australianos han aceptado que el pisco es
chileno para que pueda ingresar a su país, lo que
demuestra que Australia no estudió la historia y
la diferencias culturales que existen entre
nuestro pisco y el aguardiente chileno”, indicó.
Añadió que definitivamente, para fines
comerciales, se trata de una piedra en el camino,
pero apuntó que a todas luces es superable porque
los miembros de la Organización Mundial de
Propiedad Intelectual (OMPI) han demostrado que el
nombre del pisco es nuestro por historia,
legalidad y cultura.
Las cifras
Precisamente, Australia con un 2% de las
exportaciones peruanas de pisco, se ubica en el
puesto 12 del ranking de los mercados destino de
nuestra bebida, al acumular compras por US$ 9 mil
339 durante los primeros seis meses de este año,
monto que resultó superior en 212% a los US$ 2
mil 994 de entre enero y junio del 2007. Según
cifras del sistema de inteligencia ADEX DATA
TRADE, las exportaciones totales de pisco
ascendieron en el primer semestre del año a US$
565 mil 798, 39% más que en ese mismo periodo del
año pasado cuando la cifra ascendió a US$ 408
mil 100.Respecto a los principales destinos de
nuestra “Bebida de bandera”, el gremio
exportador mencionó que EE.UU. se mantiene como
el líder indiscutible al concentrar el 30% del
total de los envíos (US$ 169 mil 810), seguido de
Chile que concentró el 13% (US$ 73 mil 184) y de
Colombia con el 11% (US$ 63 mil 058). Se debe señalar
que en el caso de EE.UU., registró un crecimiento
de 32%, mientras que Chile presentó una caída de
-24%. Un punto a resaltar es el crecimiento de las
exportaciones de nuestro pisco a destinos como
Colombia (84%), Suiza (1194%), Panamá (1069%),
España (81% e Italia (8,614%), producto del
trabajo de las empresas privadas.
Los nuevos destinos que se sumaron en el primer
semestre del año respecto a ese mismo periodo del
año pasado son Tailandia, Emiratos Árabes, Países
Bajos, Portugal, Nicaragua, Honduras, El Salvador,
Cuba y Brasil. Finalmente, ADEX informó que las
principales empresas exportadoras de pisco al
mundo son Viña Ocucaje S.A., Santiago Queirolo
S.A.C., Inversiones Alepa S.A., Compañía
Destiladora del Perú S.R.L., Viña Tacama S.A. y
P.E. Bodega San Antonio S.A., entre otras.
Fuente: Pressperu.com
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De interés
Argentina
y Uruguay reabren la eterna polémica sobre el
lugar de nacimiento de Gardel Investigadores de
ambos países profundizan en la búsqueda de datos
BUENOS AIRES
Peruanos
y chilenos se disputan quién inventó el
delicioso pisco sour. Bolivianos y peruanos hacen
lo propio respecto al origen del charango, un
instrumento parecido a la bandurria. A los
argentinos y los uruguayos les toca discutir la
nacionalidad de Carlos Gardel. Los primeros dicen
que nació en Toulouse, Francia. Los segundos
juran que vio la luz en el departamento uruguayo
de Tacuarembó, y hasta dejaron testimonio de ello
mediante una ley, en 1996.
La polémica vuelve a actualizase. Mientras en
Buenos Aires, concretamente en el barrio del
Abasto, en la casa que Gardel compró en 1927 a su
madre, Berta Gardés, se exponen fotos
desconocidas de El Zorzal (apodo de Gardel, como
El Mudo), en Montevideo, al otro lado del Río de
la Plata, la Comisión de Cultura del Congreso
Nacional está "examinando" nuevos
documentos que pueden avalar la hipótesis
uruguaya. Se trata de un estudio realizado por la
investigadora argentina Martina Íñiguez, según
el cual El Mudo estudió en un colegio del sur de
esa ciudad.
La historia de 'El Mudo'
Julián y Osvaldo Barsky, autores de Gardel: la
biografía, refutan con numerosa documentación el
nacimiento de Gardel en la rural Tacuarembó. No
les cabe duda de que El Mudo es hijo de Berta Gardés
y Paul Laserre, y que el cantante y su madre
llegaron a Buenos Aires el 11 de marzo de 1893. En
esto coincide Enrique Ostuni, en La repatriación
de Gardel.
En el mercado del puerto, en las ramblas
montevideanas, los consultados asegurarán siempre
lo contrario. Para los uruguayos, Gardel es hijo
del coronel Carlos Escayola, amo y señor de
Tacuarembó, y María Lelia Oliva. Escayola se había
casado primero con Clara, la mayor de las tres
hermanas Oliva, de quien enviudó. Luego se casó
con Blanca, pero dejó embarazada a María Lelia,
de 14 años, quien sería su tercera y última
esposa. Para evitar el escándalo, Escayola, que
era masón, escondió a María Lelia en su finca.
Y allí nació el niño bastardo que sería
Gardel.
La postura uruguaya merecería al menos ser cierta
por su empeño y esfuerzo imaginativo. Eduardo
Payseé González pasó años de su vida juntando
supuestas pruebas. Entre ellas, la constatación
de que Berta Gardés estuvo en Montevideo y que el
niño francés que llegó a Argentina y que se
toma por Gardel murió en rigor en la Primera
Guerra Mundial.
María Selva Ortiz es la autora de El silencio de
Tacuarembó. Ella, socióloga, nació en ese
departamento en 1969, y sobre la base de su propia
experiencia reconstruyó la ola de rumores y
leyendas que alimentaron a ese pueblo.
La sonrisa de Gardel. Biografía, mito y ficción
es el libro de Jorge Rufinelli, un profesor
uruguayo de la Universidad de Stanford (EEUU).
Rufinelli ha obrado como un verdadero detective y
creyó haber encontrado pruebas ocultas e
inconfesables del origen del cantante en sus
propias películas. Gardel tenía un control muy
fuerte sobre las historias que filmaba. Los
argumentos se convirtieron en "formas
cifradas de su biografía" y el único medio
en el que dejó pistas, según Rufinelli.
Pistas en las películas
Para el investigador, la película clave es El dia
que me quieras, filmada poco antes de su muerte,
en 1935. Gardel encarna a Julio Argüelles, hijo
de un poderoso financiero que lleva una vida
secreta como cantante popular. Resentido con su
padre, que se llama Carlos, igual que Escayola, y
no lo ayuda cuando su esposa está enferma, Julio
decide robar su caja fuerte. Pero antes, se
produce entre ellos un diálogo sugerente: "A
veces he pensado que no eres mi hijo", dice
Carlos. "Yo también lo he pensado. Adiós",
contesta Julio Argüelles, que huirá y cambiará
su nombre por el de Julio Quiroga o El Gaucho
Misterio. En Nueva York, el cantante recibe un
telegrama: su padre ha muerto. "A veces
pienso si esto no es una mascarada", medita
el personaje. También habla de su madre muerta de
joven, lo mismo que Maria Lelia Escayola. Cuando
su novia le recuerda que es "hijo de una gran
familia", él responde: "No, de una gran
fortuna".
Pero ni el imaginativo Rufinelli duda de que
Gardel no habría existido sin Buenos Aires y su música.
Nadie duda de esto. Lo que llama la atención en
la polémica sobre el origen es que muchos
argentinos prefieren que haya sido francés antes
que uruguayo. Como si Toulouse estuviera más
cerca en el corazón que Tacuarembó.
Abel
Gilbert
Fuente: Elperiodico.com
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