El periódico italiano La Repubblica, publicó recientemente en su suplemento sapori, un artículo sobre el Pisco.

Un destilado que identifica a una nación e incluye historias, recuerdos y peculiaridades, así como un pedazo de Italia.

Muchos habrán oido hablar – y probablemente también probado – el Pisco Sour, popular cóctel creado en los años 20 en el Perú por el barman americano Victor Morris quien después de mudarse de Salt Lake City a Lima, abrió en la capital peruana el Morris Bar. Ahí tuvo la idea de proponer una versión local del Whiskey Sour a base del amadísimo destilado nacional: el Pisco, inseparablemente vinculado a la famosa bebida, a la que el Perú dedica, desde el 2003 el Día Nacional del Pisco Sour, el primer sábado de febrero.

El destilado de mosto de vino tiene sin embargo origines mucho más antiguos y esconde un mundo hecho de historias, costumbres y sabores diferentes, que de alguna manera representan el auténtico “espíritu del Perú”. “El pisco es una bebida con una gran personalidad”, explica Soledad Marroquín, periodista y escritora peruana especializada en lo que ella define “la gastronomía sólida y líquida del Perú”. (...)
 "Los cubanos dicen que el ron es el hijo alegre de la caña de azúcar”, para nosotros, dice Marroquín, el pisco peruano es el hijo alegre de la uva”.  

El nombre del destilado se refiere a la localidad portuaria de Pisco al sur de Lima, pero toma el nombre en realidad, como la ciudad, de las ánforas de barro (piskos, palabra quechua que evoca a los pájaros de los que la zona era rica y que acabó por indicar a la misma población) utilizadas desde la antigüedad para el transporte de líquidos y alimentos.
 Con una graduación media en torno a los 40 grados, es una bebida alcohólica más bien suave, aunque los locales aconsejan beberlo a sorbitos.  
Es sobre todo con el olfato que nos sorprendemos de la gran variedad de tipos de Pisco existentes en el comercio que pueden jactarse de llevar este nombre, tutelado por una denominación de origen que lo distingue del Pisco chileno, menos fino.  Solo 8 variedades de uva blancas o rojas – llamadas uvas pisqueras – cultivadas en determinadas zonas del país, dan vida al auténtico Pisco: las aromáticas moscatel, albilla, torontel e italia (que recuerda el Moscato) y las no aromáticas mollar, negra criolla, uvina y quebranta.

(...) Cada uno escoge el que prefiere, lo importante es que se brinde. Para los peruanos - un poco como ocurre en muchas regiones italianas con la grappa - cada ocasión es buena para beber un sorbo: en el café, pero también seco, y por qué no, combinado con un chocolate producido con un óptimo cacao local, panacea para todos los males, de la fiebre al mal de garganta. Hace una aparición especial también en la gastronomía tradicional, como ingrediente de tortas y de dulces, pero también en platos de carne al que da matices muy interesantes.

Además, naturalmente, están los cócteles para el que el destilado es un ingrediente casi imprescindible. Otro de los drinks muy amados de los peruanos es el Chilcano, a base de Pisco Quebranta, limón ginger ale, gotas de amargo de angostura y hielo. Fresco y perfecto para abundantes aperitivos, el Chilcano es también un punto de encuentro entre Italia y el Perú. Según algunas investigaciones de Marroquín, los habitantes de la primera colonia italiana que se establecieron en el país a mitades del novecientos, acostumbraban beber una bebida similar a base de grappa – llamada Buongiorno – la mañana después de haber jaraneado, como remedio contra la resaca. Una vez agotadas las reservas el destilado fue naturalmente sustituido por el Pisco, dando vida a una bebida tan difundida y amada como el más famoso Pisco Sour.

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