A la limeña

Osaka: cocina japonesa, china y tailandesa, pero siempre con base en Perú.

Osaka es un fenómeno que pese a sus abultados precios no para de crecer. Hace cinco años que abrió en Palermo, ahora acaba de aterrizar con sucursales en Chile, próximamente será el turno de México, estrenó nuevo servicio de delivery en su local porteño (Yuku) y tiene salones llenos cada noche. ¿Qué más puede pedir un emprendimiento gastronómico?

El secreto del éxito creciente de Osaka en diferentes países es su capacidad para trasladar el modelo que nació en Lima, pero que fue evolucionando y transformándose cada año. Cultura gastronómica peruana con aires orientales, audacia en las incitaciones al gusto, sabores fuertes que dejan huella. A la medida de quien busque novedades y bocados con todo tipo de combinaciones.

La carta, larga y abultada, incluye perlitas como el sushi en cono, cevichitos para degustación, picantes de todos los colores y una barra de tragos elaborados que amerita probar al menos uno: la chicha morada o la caipiroska Osaka o la de frutos rojos. Igual de entrada sirven un shot de pisco, imperdible.

Este equipo evolucionó en la cocina peruana, sumándole tradiciones chinas, japonesas, Nikkei y tailandesas, con algunos secretos argentinos y un constante trabajo de investigación de productos y técnicas. “Somos un equipo creativo que trabaja con los sentidos y la atmósfera de cada ciudad, con cartas decididas por los clientes y nunca por el capricho de un cocinero”, concluye Diego De La Puente, uno de los fundadores de Osaka. Se recomienda reservar sí o sí.

Si no será imposible realizar el desafío Osaka. La mayoría de los clientes son turistas; en gran parte se debe a la originalidad de la comida y otro poco a sus precios salados, pero bien invertidos porque sólo se trata de probar manjares.

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