Mancuerna perfecta

El restaurante Osaka, de Plaza Grand Pedregal, ofrece una visión particular de la cocina de  herencia peruana e influencia japonesa

Pocos encuentros culinarios han sido tan afortunados como el que actualmente protagonizan la cocina oriental y la peruana, que se ha englobado bajo la denominación universal de "cocina nikkei".

La fusión entre ambas tradiciones culinarias es tan antigua como la llegada de los inmigrantes de Oriente, particularmente de Japón, al sur de América y ha generado frutos en la cocina popular peruana y de otras zonas del continente, que han aportado sus propios productos y procesos.

En los últimos años la cocina peruana ”nikkei” se ha convertido en una novedad mundial, que ha llevado a los chefs de Perú a todo el mundo con una oferta única.

De hecho, la denominación "nikkei" se refiere en general a la cultura nipona que ha prosperado fuera de las fronteras de Japón, la cual encuentra su expresión en diversas cocinas de todo el mundo.
En el caso del chef peruano Luis Francisco Adrianzén Barrios, la influencia de la culinaria “nikkei” fue el punto de partida para desarrollar un estilo propio, que rinde tributo a la gastronomía de su país.
Esta propuesta se ofrece en el restaurante Osaka, de Plaza Grand Pedregal, al sur de la ciudad de México.

Donde la combinación entre el ceviche, el sushi, los mariscos y verduras alcanzan una expresión propia.
MARIDAJE Y EQUILIBRIO

Las combinaciones en dosis exactas es lo que permite  cualquier maridaje y Adrianzén lo demuestra con los platillos que se convirtieron en el  emblema de Osaka desde la
reapertura del restaurante. Este chef ha sido el responsable de este concepto que se mantuvo desde entonces.

El uso de productos crudos, que muestran sus sabores sin ocultarse y que se ofrecen en su presentación natural, tanto en verduras como en pescados, conviven junto con preparaciones más elaboradas.

En este terreno son destacables el "Lechoncito nikkei", con carne de cerdo confitado por la noche y luego dorado a la plancha, con aderezo de clara raigambre oriental, o el "Tako Panka Misso“, pulpo confitado con salsa de ají (chile) panka, de procedencia peruana, y misso, la salsa típica de la cocina japonesa.

"No es cocina nikkei en sentido estricto", comenta Adrianzén, "puesto que ésta sólo se toma como punto de partida para desarrollar una propuesta diferente.

“Es un concepto peruano-oriental que comenzó como ‘nikkei’ y fue evolucionando hacia otros rumbos”.
Como una expresión del ambiente de fusión, la mezcla se alterna con el uso de productos de México, que entran a este maridaje de influencias, como el huachinango o el atún de Baja California.

"Empleamos muchos ingredientes insustituibles que importamos desde Perú, junto a los orientales, pero también hemos hecho una investigación para emplear algunos productos de México, que combinan muy bien", explicó el chef.

Un ejemplo es el tai-nut (tiradito) de huachinango, que desde su concepción conjunta la herencia oriental y peruana, pero también con ingredientes y sabores del México actual.

Entre los puntos destacados de Osaka se encuentra el hecho de que su equipo de chefs comparten su trabajo entre diversos países, además de México y de Perú, e incluyen a Argentina y a Chile.
Platillos peruanos como tacu-tacu, tiradito, la causa, la leche de tigre o el tradicional ceviche, encuentran una versión que no desmiente su origen, pero que resaltan también la fusión oriental.

En bebidas se ofrece otra serie de combinaciones que invitan a experimentar, como su versión particular del pisco sour, sake o cocteles con frutas, que consideran como un sello de la casa.

 El postre incluye el famoso suspiro limeño, pero realizado en una trilogía que invita a degustar tres opciones distintas, que incluyen leche de coco y sabores como el lúcumo, entre otros.

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