El Pisco en La Independencia

Por: Eduardo Dargent Chamot

Con la llegada del año 2010 se da inicio a las conmemoraciones de las luchas por la independencia de América del poder español.  Es verdad que aunque en el caso peruano los  primeros movimientos,  Túpac Amaru en 1780 y Aguilar y Ubalde en 1805 anteceden a esta fecha, se toma el 1810 como partida de los movimientos que continuaron en México, Colombia y Argentina hasta lograr la libertad.

La revolución del Cusco de 1814 y los levantamientos de Zela y Paillardelle en Tacna en 1813 y 1814 debieron haber culminado en la independencia por lo menos un lustro antes de lo que ocurrió.  Las circunstancia por todos conocidas hicieron que esos movimientos se frustraran.  Hubo que esperar hasta la década siguiente para que con la asistencia de San Martín primero y Bolívar después, el anhelo de los peruanos se consolidara.
Con respecto al tema que aquí interesa que es la presencia del Pisco en tiempos de la independencia es interesante notar que fue justamente en esos años del nacimiento de la nación cuando encontramos las primeras referencias a nuestro aguardiente de vino con su nombre propio, “Pisco”.

El viajero inglés William Benett Stevenson en sus memorias sobre las campañas de San Martín y Cochrane dedica un largo párrafo a Pisco y al Pisco.  Indica allí que las viñas son el principal producto del valle de Pisco y de los valles vecinos de Chincha y Cañete produciendo entre los tres 50,000 galones de aguardiente que depositan en recipientes de arcilla cocida de dieciocho galones y explica:

El aguardiente, generalmente llamado pisco, pues debe su nombre al lugar donde es hecho, es de buen sabor y sin color, como un buen cognac francés.
Otras referencias tempranas al nombre “pisco”, se encuentran en las memorias del clérigo inglés  Hugh Salvín. Estas, como la de Stevenson son interesantes porque en ellas se usa el vocablo “pisco” para referirse al aguardiente de vino y no la forma más común de llamarlo que era “Aguardiente de Pisco” haciendo referencia a su lugar de origen y embarque.

Cuando el británico visita en su convento de la Alameda al sabio franciscano fray Juan José Metralla comenta que  luego de revisar los instrumentos de medición geográfica del fraile, este lo llevó al refectorio donde estaba el superior del convento con otros monjes comiendo la fruta después de la cena y que:

El pis(c)o, fuerte licor destilado de uva, circulaba por la mesa y los monjes lo bebían puro.
La segunda referencia al pisco de Salvin, fue en el pueblo de Huaura en marzo de 1826.   Allí conoció a un franciscano quien, anota, “nos ofreció excelentes quesos del país y pisco”.  

Por otra parte la situación de la producción del Pisco al tiempo de la independencia había decaído notablemente  en los años de las guerra lo que se aprecia en el informe del cónsul británico
Charles Milner Ricketts en setiembre de 1826.  Allí dice:
El cultivo de la vid se reduce a Pisco y sus inmediaciones.  La cantidad de aguardiente que anteriormente se producía era 70,000 toneles de 18 galones cada uno, y 15,000 toneles de vino., aparte de una pequeña cantidad cerca de Arequipa; pero por la escasez de peones ahora no se produce más de 16,000 toneles de aguardiente y muy poco o nada de vino.

Sin duda en los años que vienen se harán nuevos estudios y conoceremos más sobre dónde y cómo y cuanto se bebía el Pisco en el Perú de la independencia.  Basten aquí estas pocas líneas para despertar el interés de los interesados.

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