Estadounidenses conocieron bondades del Perú en festival presentado en Washington

El Museo Nacional del Indio Americano (Smithsonian), en Washington, Estados Unidos, se vistió de gala para recibir al Festival Peruano de Arte y Cultura Makiy-kumanta, al cual asistieron más de 30 mil visitantes para conocer nuestras danzas, artesanías y gastronomía.

Al inaugurar el certamen, el embajador del Perú en EE UU, Luis Valdivieso, destacó la enorme riqueza y aporte de nues-tro país en el aspecto cultural, tanto en el ámbito del patrimonio físico como en los conocimientos y tradiciones intangibles. Cerca de 300 destacadas personalidades asistieron a la ceremonia efectuada en el Potomac Atrium, del citado museo.

Mención especial merece la representación de una bendición y tributo a la madre tierra efectuado por la Dama de Cao, tanto en mochik como en inglés.

Para este acto, vino del Perú Lydia García, de la Fundación Wiese, quien desarrolla trabajos de investigación arqueológica y de desarrollo social en La Libertad, a partir de las excavaciones y hallazgos arqueológicos.

En la ceremonia de inauguración del festival, organizado por la Embajada del Perú en EE UU, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (Promperú) y el Museo Nacional del Indio Americano, participaron también grupos de música y danzas peruanas.

De acuerdo con información proporcionada la legación di-plomática, en el Potomac Atrium, área central y principal del museo, se instalaron 22 mesas con artesanías representati-vas del Perú.

En el mismo espacio se presentaron música y danzas.

Así, los visitantes pudieron apreciar artículos de madera y telas de la Selva; cerámicas de Chulucanas; hojalatería; imaginería de Edilberto Mérida; el arte Mendívil; cerámicos; tejidos de fibra natural de Catacaos; textiles de algodón; lana de alpaca; artesanía de nuestra Amazonía; entre otros.

Las artesanías presentadas, se informó, constituyen el trabajo de los mejores artistas del Perú, seleccionados por Mincetur, tanto en forma individual, como mediante los centros de innovación tecnológica y asociaciones de artesanos produc-tores.

Pero esto no fue todo, pues destacaron también las clases magistrales presentadas por expertos de muy alto nivel, entre ellos, la maestra tejedora Nilda Callanaupa; el maestro tejedor de tapetes Máximo Laura; Pablo Seminario, uno de los más grandes ceramistas peruanos contemporáneos; y Delia Poma, maestra en el arte de los mates burilados.

Igual atención merecieron las conferencias sobre turismo rural comunitario a cargo del conductor de televisión Rafael León, quien destacó el positivo impacto de esta actividad en el desarrollo económico de las comunidades y, al mismo tiempo, en la preservación de su identidad cultural.

Además, se instaló una muestra sobre el tema compuesta por 50 fotografías a color en las que se apreciaba imágenes de los viajeros interactuando con las comunidades organiza-das para brindar esta nueva forma de experiencia vivencial. Hubo también una exhibición fotográfica sobre la papa.

 Y como no podía ser de otra manera, el festival contó con la presencia de músicos y artistas folclóricos que presentaron en el Potomac Atrium danzas y composiciones musicales de origen costeño, andino y afro peruano que congregaron a cientos de visitantes, los que se animaron a ensayar algunos pasos de nuestros bailes. En fin, una fiesta bicolor en el corazón de Estados Unidos.

Los niños asistentes pudieron disfrutar de una experiencia musical directa con los instrumentos usados por los grupos folclóricos peruanos, tras las presentaciones artísticas, mediante talleres.

Algo similar se hizo con algunos de los grupos de danzas.  
Hubo, asimismo, talleres artesanales para niños dictados por los propios artistas en salones especiales del museo. En ellos participaron los menores con sus padres y trataron so-bre cerámica, imaginería, tejidos con fibras vegetales y texti-les. Tal fue la expectativa, que se debió establecer una lista de inscripción previa con número máximo de participantes, informó la Embajada.

Platos típicos como el ají de gallina, seco de res, carapulcra, cebiche, causa y ensalada de quinua, así como la chicha morada, el suspiro a la limeña, y la mazamorra morada, entre otros, cautivaron el paladar de los visitantes. La preparación estuvo a cargo del chef José Antonio del Castillo y su asistente Jasset Robles. El consumo duplico lo calculado inicialmente, se reveló.

Para los amantes del pisco sour, y los que querían probarlo por primera vez, en el restaurante del museo se ofrecieron un promedio de 300 cócteles diarios de manera gratuita a los adultos. Los menores tomaron su chicha morada.

En forma paralela, se proyectaba en las pantallas del sistema de televisión del museo documentales promocionales del Perú especialmente elaborados para este festival así como  sobre el origen del pisco. 

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