Armonía:Por todos es bien conocido el buen matrimonio que hacen el queso y el vino

pero esta vez quiero hacer una propuesta un tanto diferente y que, a mi parecer, a muchos sorprenderá. Esta propuesta es la de maridar o, como últimamente existe la tendencia a denominarlo, por parte de los entendidos en gastronomía y/o enología con la clara intención de darle un poco más de dulzura, al denominar la perfecta fusión entre alimento y bebida que hasta el momento se le llamaba Maridaje y ahora se está optando por llamarla Armonía.

Bueno, aparte de cómo queramos denominarlo, la propuesta es la siguiente, la combinación de quesos azules con Oportos. Destacaré dos casos concretos, el del mundialmente conocido, valorado y premiado Roquefort Francés y otro que tal vez no sea tan reconocido por la mayoría, pero que tiene identidad propia siendo difícil su comparación con ningún otro y es el Stilton Inglés.

Esta combinación vino-queso es válida tanto como aperitivo, como entrante o incluso como postre.

Recomiendo que os introduzcáis en la boca un trozo de cualquiera de los quesos mencionados y no deshacerlo, mantenedlo hasta que deis un trago de Oporto y aguantarlos en la boca hasta que los dos se fundan en unión, exploten, combinen y potencien sus sabores, ¡mmm! (se me hace la boca agua sólo de pensarlo o mejor dicho de escribirlo).

La potencia y alto gusto salado del queso queda redondeada por la delicada y también potente dulzor del Oporto. Esta unión sin distorsiones define perfectamente lo que es una armonía en gastronomía.

Dentro de los vinos de Oporto, podemos encontrar de varios tipos, Ruby, Tawny, Late Bottled Vintage o los Vintage que se beben incluso 40 o 60 años después de haber sido embotellado y mantienen toda su potencia e incluso ha ganado en complejidad, ya que este vino sí que mejora con el tiempo, permaneciendo embotellado, mediante la crianza reductiva a través de la micro oxigenación. Algunos de los buenos Vintages pueden alcanzar precios astronómicos.

Otras dos opciones similares, pero en esta ocasión con vinos nacionales, sería sustituir el Oporto por un dulce de Monastrell o un Moscatel de grano menudo envejecido en barricas y dama juanas (recipiente de vidrio).

Y para acabar de nacionalizar la armonía cambiaríamos los quesos comentados anteriormente por un exquisito y auténtico Cabrales.

Espero los comentarios de vuestras experiencias y deseo que disfrutéis de este bocado absolutamente delicioso.

Que en tus mejores momentos siempre este presente un buen vino.

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