Rutas gastronómicas: viajar a donde el paladar te lleve

Recorrer el mundo dejándose llevar por los sabores es una tendencia que cada vez está  ganando más adeptos y, a su vez, supone un ámbito de negocio que no ha pasado desapercibido a los empresarios del sector.

Es por ello que toda oficina de turismo que se precie no sólo mostrará los edificios más imponentes o hablará de los personajes más ilustres del lugar, sino que ofrecerá al viajero una ruta gastronómica para deleitar esos minúsculos órganos sensoriales situados en la lengua y capaces de provocar momentos únicos: las papilas gustativas.
Naciones como España, México o Perú, que cuentan con una amplia y sobre todo variada gastronomía, se han ido sumando paulatinamente a esta tendencia, demandada ante todo por un turista de un nivel adquisitivo medio alto.

Son turistas que "están interesados en conocer los territorios y sus productos como son el vino, el aceite o el queso", entre otros, afirma a dpa el presidente de la Asociación Española de Enoturismo y Turismo Gastronómico, Jose Antonio Cruz.
"Las rutas gastronómicas conectan con esa demanda", agrega Cruz, quien opina que "la gastronomía y el vino están en la cresta de la ola", a pesar de no tratarse de "un turismo masivo como el de sol y playa".

En el caso de España ha sido de importancia capital el renombre internacional de los chefs autóctonos. Desde que el catalán Ferrán Adrià, todo un incansable alquimista de los sabores, fuese declarado una de las cien personas más importantes del mundo conquistando la portada de la revista "Time" hace seis años, la alta cocina española subió de escalafón dentro del turismo.
Ya hacía tiempo que la ciudad vasca de San Sebastián se enorgullecía de sus admirados cocineros.
Esta capital de provincia que mira al Cantábrico concentra desde hace años la mayor cantidad de estrellas Michelín (el Oscar de la gastronomía) en una sola urbe.

Hasta las cocinas de todos estos chefs de la península peregrinan anualmente miles de entendidos y profanos con el afán de descubrir un mundo nuevo a través de los sabores de la tierra y el mar.
Conscientes del tirón de estos cocineros, desde las diferentes oficinas regionales de turismo en España se han ido promocionando rutas gastronómicas, centradas en sus productos naturales como el aceite, el queso o el vino, otro de los productos punteros de la mesa española que ha seducido los paladares más difíciles.

La producción vinícola en España se ha renovado y profesionalizado sobre todo en los últimos 20 años y en la actualidad los caldos españoles figuran en un lugar de referencia. Las bodegas se pueden visitar y allí se puede pernoctar o realizar catas de vino.

"A nivel mundial hay un auge del enoturismo", comenta Cruz, quien ve aquí una oportunidad de negocio para las bodegas, sobre todo en un momento crítico como el actual a raíz del descenso de consumo de vino en España. "Muchas bodegas nuevas se diseñan ya con un espacio para las visitas", agrega.

En Perú, el programa de televisión "Por las rutas del pisco", que conduce el restaurador Johnny Schuler, ha revolucionado el mundo que gira en torno al pisco, la bebida cuya nacionalidad se disputan peruanos y chilenos.

El pisco ha renovado su imagen y se ha convertido en clave a la hora de promocionar en el exterior la gastronomía peruana. Su producción en el sur ha desembocado en verdaderas rutas de peregrinación para conocer ese líquido transparente de alta gradación que en algunas bodegas se esmeran por que deje de ser un licor de borrachera fácil y pase a ser una bebida exquisita como un whisky añejo o un brandy curado en barrica de roble.

Además, la cocina peruana está viviendo un auténtico boom comercial, sobre todo con el empuje de nuevos cocineros conocidos más allá de sus fronteras como Gastón Acurio, que han sabido resalzar las virtudes de sus productos locales e innovar dentro de la cocina tradicional.
Las influencias culturales de origen español, amazónico, francés y japonés, combinadas con los productos autóctonos, han convertido el país andino en un destino preferente para los que quieren vivir una experiencia única.

Y por ello uno de los lugares más recomendados son los mercados de Lima, un festín para todos los sentidos con sus cebiches, tiraditos, tamales, anticuchos y un largo etcétera de texturas, sabores y colores que dan rienda suelta a la gula.

También una de las bebidas más conocidas de México, el tequila, ha desembocado en una ruta turística que busca dar a conocer al visitante el mundo de esta bebida alcohólica en toda su dimensión desde el estado de Jalisco. Hay incluso un tren, el "Tequila Express", que realiza un recorrido completo por las principales destilerías de esta bebida que procede de la planta del agave azul.

Pero México, que ha aportado a la mesas de todo el mundo productos tan imprescindibles como el tomate, el maíz, el pimiento o el chocolate, cuenta además con una de las gastronomías más amplias y ricas del mundo y desde las oficinas de turismo en el país se busca una nueva promoción de los destinos culturales a través de su patrimonio gastronómico y sus tradiciones con rutas como la del mole o del Bicentenario.

La reivindicación de la gastronomía es una parte esencial del patrimonio cultural de cada uno de estos países, pero ese conocimiento no deja de ser a su vez un paraíso para el paladar del visitante.

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